Los Sanfermines |
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Los
"Sanfermines" son las fiestas que Pamplona celebra entre el 6 y 14 de
julio en honor a San Fermín, copatrón de Navarra y patrón de la
diócesis pamplonesa. Según la tradición, Fermín, hijo del senador
Firmus que gobernó Pamplona en el siglo III, se convistió al
cristianismo y fue bautizado por San Saturnino en el lugar que hoy se
llama popularmente Pocico de San Cernin. Fermín fue ordenado sacerdote
en Toulouse (Francia), regresó luego a Pamplona como obispo y murió
decapitado en Amiens, adonde había ido a practicar
el Evangelio, el 25 de septiembre del año 303. Patrono de las
cofradías de boteros, vinateros y panaderos, San Fermín da nombre y es
la excusa para que durante 204 horas Pamplona se transforme en una
permanente fiesta.
En ella conviven en armonía las ceremonias religiosas con las
profanas, los actos oficiales con el bullicio popular, el culto al
toro con el vino y el buen yantar, pero ante todo, son unas fiestas
populares, en las que no vale ser mero espectador y en las que el de
fuera enseguida se siente como si estuviese en su casa.
A pesar de su evolución a través de los siglos, los Sanfermines siguen
manteniendo como protagonista la calle, que es donde verdaderamente
está la fiesta. También los toros son elemento imprescindible,
presente, por la mañana, en el encierro por la mañana, en la plaza por
la tarde y en el encierrillo por la noche, cuando a oscuras y en
silencio se trasladan los toros de los corralillos del Gas a los de
Santo Domingo desde donde, a la mañana siguiente, partirá la singular
y peligrosa carrera. En cualquier caso, para disfrutar de los
Sanfermines no es obligatorio acudir a los actos más señalados o de
más raigambre. Basta con sumergirse en el ambiente y dejarse llevar
por la alegría con respeto hacia los demás porque, en definitiva, los
Sanfermines están en la calle y se hacen entre todos.
Historia de los
Sanfermines
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Según los historiadores, los
Sanfermines surgieron de la conjunción de tres fiestas distintas:
las de carácter religioso en honor a San Fermín y que se
celebraban desde tiempo inmemorial, las ferias comerciales
organizadas a partir del siglo XIV, y las taurinas que se ceñían a
la celebración de corridas de toros, también desde el siglo XIV.
Poco a poco, la conmemoración
de San Fermín, que se celebraba el 10 de octubre, se fue
completando con músicos, danzantes, comediantes, puestos de venta
y corridas de toros. Dado que la climatología en octubre era
bastante inestable y podía arruinar todos estos actos, el
Ayuntamiento solicitó al obispo el traslado de la fiesta al 7 de
julio.
Con el traslado de fecha,
en 1591 nacieron los Sanfermines, que en su primera edición se
prolongaron durante dos días y contaron con pregón, músicos,
torneo, teatro y corrida de toros. En años sucesivos se fueron
intercalando nuevos festejos como fuegos artificiales y danzas, y
las fiestas se alargaron hasta el día 10.
Las crónicas de los siglos
XVII y XVIII hablan de actos religiosos junto a músicos,
danzantes, gigantes, torneos, saltimbanquis, encierros y toros; de
la preocupación del clero por los abusos en el beber y el
libertinaje de mozos y mozas, y de la presencia de gentes de otras
tierras que con sus espectáculos hacían "más divertida la ciudad".
Así, durante el siglo XIX hubo curiosas atracciones de feria como
la mujer cañón, lápices irrompibles, animales exóticos o figuras
de cera, mientras que la Comparsa de Gigantes estrenó cabezudos,
kilikis y zaldikos. Por otro lado, la no existencia del doble
vallado en el encierro ocasionó que en numerosas ocasiones los
toros se fugasen por las calles de la ciudad.
Con el siglo XX los
Sanfermines alcanzaron su máxima popularidad. La novela "The sun
also rises" ("Fiesta"), escrita por Ernest Hemingway en 1926,
animó a personas de todo el mundo a participar en las fiestas de
Pamplona. Además, en este último siglo se incorporaron nuevos
elementos como el Riau-Riau –suspendido hace 12 años-, el
Chupinazo, o el programa cultural.
El culto al santo
El culto a San Fermín
en Pamplona es anterior a la celebración de los Sanfermines, y
su imagen sigue siendo el eje principal sobre el que gira esta
universal fiesta. La tradición cuenta que el presbítero
Honesto llegó a la Pamplona romana enviado por San Saturnino
para evangelizarla y que el senador Firmo se convirtió al
cristianismo. Su hijo Fermín comenzó a predicar a los 17 años
y a los 31 se marchó a predicar a las Galias. En Amiens
consiguió muchas conversiones, fue encarcelado y un 25 de
septiembre fue decapitado.
Según la tradición, San
Fermín fue el primer obispo de Pamplona, aunque su culto no
consta documentalmente hasta el siglo XII, importado de Amiens
en cuyas letanías figuraba desde el siglo VIII. Los
martirologios de la siguiente centuria (Wandalberto, Rábano de
Mauro y Usardo) incluyen un santo de ese nombre, mártir de
Amiens conmemorado el 25 de septiembre.
Tras ser consagrado obispo a los 24 años,
San Fermín marchó a evangelizar la Galia y tras predicar en
Agen, Clermont, Angers y Beavois sufrió martirio en Amiens
tras bautizar a más de 3.000 personas.
La propagación de este
relato en el siglo XII pudo contribuir a que el culto
prendiera en la vieja "ciudad" de Pamplona, la Navarrería. El
obispo Pedro de París recogió en Amiens reliquias del Santo y
dispuso que la festividad, que ya se celebraba, tuviera igual
rango que las de los apóstoles (1186). Posteriormente, la
celebración y su octava se extendieron a toda la diócesis
(1466). El 10 de octubre se celebraba otra fiesta en su honor,
que en el año 1591 se trasladaría al 7 de julio para hacerla
coincidir con la feria.
El encierro
Lo que conviene saber
El encierro es el acto
central de los Sanfermines, y su desarrollo exige todos los
días de San Fermín la puesta en marcha de un dispositivo de
seguridad que está a cargo de un amplio equipo humano de
profesionales. Varios cientos de personas, entre agentes de la
Policía Municipal o Foral, voluntarios de Cruz Roja o DYA,
médicos del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, pastores,
dobladores, etc., velan por la seguridad de los corredores.
Apuntes
de interés
¿Cuántos encierros
hay?: 8, del 7 al 14 de julio.
Horario: Comienza a las 8 horas
Duración aproximada: 3 minutos
Distancia del encierro: 825 metros
Recorrido: Santo Domingo, Plaza Consistorial,
Mercaderes, Estafeta y Plaza de Toros
¿De dónde salen
los toros? Desde los corralillos de Santo Domingo. Lo
anunciará un cohete.
¿A dónde llegan los toros? A los corralillos de
la Plaza de Toros. La entrada de los toros en el corral lo
avisará un cohete.
Número de toros: 6 toros, 8 cabestros precediendo a
los bravos y 3 mansos cerrando el grupo.
¿Hasta qué hora se puede acceder al recorrido?
Los corredores deberán situarse en el tramo comprendido
entre la Plaza del Ayuntamiento y el edificio de
Educación, en la Cuesta de Santo Domingo, y lo deberán
hacer antes de las 7,30 de la mañana, dado que a partir de
esa hora serán cerradas las puertas de acceso. El resto
del recorrido, salvo el ya mencionado, permanecerá
totalmente limpio de corredores, hasta escasos minutos
antes de las 8 de la mañana.
Prohibiciones
- La presencia en el
trayecto de menores de 18 años, con exclusión absoluta del
derecho a correr o participar.
- Desbordar las
barreras policiales que los responsables consideren
conveniente formar para la buena marcha de la carrera.
- Situarse en las
zonas y lugares del itinerario que hayan sido prohibidas
expresamente por los agentes de la autoridad.
- Estar a la espera,
antes de la salida de las reses, en rincones, ángulos
muertos, portales de casas o establecimientos situados a
lo largo del recorrido.
- Tener abiertas las
puertas de comercios o los portales de las casas situados
en el trayecto, siendo responsables de ellos los
propietarios o inquilinos de los inmuebles.
- Permanecer en el
recorrido en estado de embriaguez, bajo efectos de drogas
o de cualquier forma impropia.
- Portar objetos
inconvenientes para el buen orden del encierro.
- Llevar vestuario o
calzado inadecuado para la carrera.
- Citar a las reses
o llamar su atención de cualquier forma y por cualquier
motivo en el itinerario o en el ruedo de la Plaza de
Toros.
- Correr hacia las
reses o correr detrás de ellas.
- Agarrar, hostigar
o maltratar a las reses y dificultar por cualquier acto su
salida o encierro durante las capeas.
- Pararse en el
recorrido y quedarse en el vallado, barreras o portales,
en forma tal que se dificulte la carrera o defensa de los
corredores.
- Sacar fotografías
desde las calles, vallados o barreras sin la debida
autorización.
- Portar objetos
inconvenientes para el buen orden y seguridad del
encierro.
- Instalar elementos
que invadan el espacio horizontal, vertical o aéreo del
recorrido, salvo autorización expresa de Alcaldía.
- Cualquier otra
actuación que pueda dificultar el normal desarrollo del
encierro.
El encierro en datos
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Hora de inicio
A las 8 de la mañana, con el lanzamiento de un primer
cohete desde los corrales de Santo Domingo, que anuncia la
apertura de la puerta. Un segundo cohete hará saber a los
corredores que todos los toros están ya en la calle.
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Cánticos al Santo
El encierro tiene un preámbulo especialmente
emotivo. Se trata del momento en que los mozos, a escasos
metros de los corrales donde están encerrados los toros,
levantan sus periódicos enrollados y cantan frente a la
imagen del Santo, colocada en una hornacina en la Cuesta
de Santo Domingo. En el más profundo de los silencios, se
escucha la siguiente letra: "A San Fermín pedimos por ser
nuestro patrón, nos guíe en el encierro y dándonos su
bendición". Al terminar se corean los gritos ¡Viva San
Fermín! ¡Gora San Fermín! Esta estrofa se canta en tres
ocasiones consecutivas: cuando faltan cinco minutos para
las 8 de la mañana, a tres minutos de esta hora y a un
minuto de abrirse la puerta del corral.
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Cohetes de la plaza de toros
El tercer cohete, desde el coso, permitirá saber la
llegada de la manada, y un cuarto y último chupinazo
significará que finalmente todos los morlacos se
encuentran dentro de los corrales y que, en consecuencia,
el encierro ha terminado.
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Un vallado de 3.000 piezas
Las calles por las que atraviesa el encierro están
delimitadas, por evidentes razones de seguridad, por un
doble vallado construido de madera, que está integrado por
más de 3.000 piezas, entre tablones, postes, puertas, etc.
Parte de este vallado permanece fijo durante todas las
fiestas, pero hay otros tramos que son montados y
desmontados diariamente, labor de la que se encarga una
brigada especial de trabajadores.
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825 metros en tres minutos
Todo el tramo del encierro tiene una longitud de 825
metros, que son cubiertos por los toros y los mozos en un
tiempo medio de entre tres y cuatro minutos, aunque en
algunas ocasiones excepcionales la carrera se ha
prolongado por encima de los diez minutos, principalmente
al haberse quedado "descolgada" de la manada alguna de las
reses.
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El valor de los pastores
Un amplio equipo de pastores, veteranos ya en estas lides,
cubre la totalidad de la carrera situado detrás de los
toros con la única protección de su vara. Sus funciones
principales son evitar que algunos irresponsables citen
por detrás a los toros, con el riesgo de que se vuelvan en
sentido contrario, y conducir hasta la Plaza a los
morlacos que se hayan quedado rezagados o parados en algún
punto del recorrido.
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Los dobladores
Otro factor esencial para el buen desarrollo del encierro
es el equipo de dobladores, buenos conocedores del mundo
del toreo, que se apuestan en el coso de la Plaza para
ayudar a los mozos a hacer el abanico (abrirse hacia los
extremos al entrar a la arena) y "tirar" de los toros para
que entren al corral lo antes posible.
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Las dos manadas de mansos
Los seis toros que se van a lidiar en la corrida de la
tarde inician el encierro acompañados de una primera
manada de mansos, que hacen las funciones de guías para
cubrir el recorrido hasta la plaza. Dos minutos después de
abandonar el corral de Santo Domingo, se suelta una
segunda manada de cabestros llamados "de cola", más lentos
y pequeños que los anteriores, y cuya misión es arrastrar
hasta el coso a los toros que hayan podido quedar parados
o rezagados en el recorrido.
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